Luís Alejandro Velasco y sus diez dias en el mar

Todo comienza en el Mar Caribe, el 28 de febrero de 1.955 cuando una fuerte tormenta arrastró a ocho miembros del A.R.C Caldas de la marina de guerra colombiana, el cual iba de regreso a Cartagena desde Alabama luego de ocho meses en altamar, de los ocho sólo sobrevivió uno, Luís Alejandro Velasco, aferrado a una balsa pasó diez días casi sin comer ni beber.

A las 11:30 de la noche, faltando 24 horas para llegar a Cartagena Velasco de 20 años vio volcar el gran buque por una enorme ola, se aferró fuertemente a cajas que quedaron flotando hasta que divisó una balsa y nadó hacia ella y se subió, uno de los compañeros estaba a dos metros, pero el fuerte oleaje lo arrastró y se perdió, tras pasar la varias noches desorientado, sin comer ni beber, y alucinando que un amigo imaginario lo visitaba todas las noches, Velasco veía las cosas perdidas.

Un tiburón se paseo el primer día de la travesía por los restos esparcidos, pero sólo eso, se paseo varias horas y se marchó, para no perder el hilo del tiempo Velasco hacía rayas para saber cuantos días llevaba a la deriva, cierto día vio luces a su alrededor, hondeó su camisa para poder ser divisado, pero fue inútil, el barco continuó, luego el hambre comenzó a hacer mella en Velasco, fue así como una gaviota que se posó muy cerca le sirvió de alimento, pero no le era suficiente, pues no le agradaba al paladar, así que la usó como carnada para cazar un tiburón y lo logró, cuando el tiburón de un salto entró en la balsa, Velasco lo golpeó con el remo y lo mató, pero la suerte no estuvo de su lado, luego de comer un poco, otro tiburón saltó y de un mordisco le arrebató la presa, estaba acabado, no sobreviviría, estaba quemado por el sol, ya habían pasado siete días.

Una ola volcó su balsa y Velasco se desorientó por unos instantes, en la desesperación luego de recuperar la balsa, se ató con el cinturón, pero nuevamente volvió a volcar quedó bajo el agua, por suerte pudo safarse y recuperar el control, era el día ocho y nuevamente una gaviota se posa cerca de él, pero no hizo el menor intento por matarla, en un segundo de lucidez, pensó que estaba cerca de la orilla y comenzó a remar con afán.

Desvencijado, Luís Alejandro continua remando cuando en un instante divisa lo que parecía ser la costa, que estaría a no menos de dos kilómetros, desesperado se lanza al agua y comienza a nadar, pero la costa se le hizo mas lejos, quiso volver a la balsa, pero era inútil, ya había quedado muy lejos, no tuvo otro remedio que seguir nadando.

Lo próximo que Luís Alejandro Velasco recordaría, seria a una muchacha negra y a un hombre con un burro y un perro, los cuales lo recogieron de la orilla y posteriormente llevaron a San Juan de Urabá.

Algunos decían que la historia era falsa, a los cuales Velasco contestaba: pues averigüe usted entonces ¿qué hice durante esos diez días?

Gabriel García Marques inmortalizaría la historia y publicó “relato de un naufrago”